martes, 11 de noviembre de 2008

El liderazgo en Los cachorros y Los jefes

Los Cachorros nos muestra de una manera muy interesante el concepto de liderazgo. Por un lado, entre el grupo de amigos de Cuéllar hay principios de igualdad y mutua participación, pero por el otro, el personaje principal se preocupa siempre por mantener su honor en alto y estar sobre los demás, a veces separándose de ellos, como cuando entraba a la Herradura (playa limeña): “Cuéllar se lucía corriendo olas” (VARGAS LLOSA, Mario, Los jefes/Los Cachorros, 2005, p. 172)
Una de las facetas de Cuéllar, es ser un protagonista mudo, ya que no tiene voz propia en la narrativa de la obra, sino, su historia es contada por el grupo. Esto nos demuestra que nunca se integró al grupo y por lo tanto, siempre trató de sobresalir y de cierta forma liderarlos, no mediante el concepto normal, en el que es una cabeza de grupo, dando órdenes, sino mediante la admiración de los demás, que le da importancia; Por esta misma razón, la vida de Cuéllar es la única sobre la cual se puede saber en detalle, en comparación a los demás, sobre los cuales sabemos pequeños rasgos de su biografía. Esto, contrasta su falta de voz, ya que lo hace estar sobre los demás y demuestra la idea anterior: “En Los cachorros se destaca la figura de Cuéllar, que actúa frente a agrupaciones de personajes” (VARGAS LLOSA, Mario, Los cachorros (Comentario de Fernández, Guadalupe), 1984, p. 29).
La virilidad es otro aspecto que influye en el tema, ya que es lo que da identidad individual a los personajes y les permite sentirse seguros de si mismos. Por esta razón, Cuéllar, no es capaz de realizarse de forma personal, ya que le falta confianza en el campo personal, por lo cual se queda atrás, sin madurar, perdiendo a su grupo de amigos por otros más jóvenes: “Su carro andaba siempre repleto de rocanroleros de trece, catorce, quince años” (VARGAS LLOSA, Mario, Los jefes/Los Cachorros, 2005, p. 194).
Por esta razón, le falta hombría, lo cual es necesario para ser un líder en la sociedad machista de la época: “Ya está, decíamos, era fatal: maricón. (…) Resulta cada vez más difícil juntarse con él.” (Op. cit. p. 195). Ésta también le quita honor, ya que un “cachorro” tiene que ser macho en todos los sentidos, sin mostrar debilidad en ninguna área. Así se nos muestra la idea de un líder frustrado, en el intento de llegar a la cima, pero que fracasa y pierde lo que le es más importante en la vida, el respeto de los demás.
Así, muere joven, dándose cuenta que nunca iba a poder madurar y avanzar, por más que retroceda e intente en diferentes grupos menores, al final nunca va estar a la cabeza, como individuo; su fuerza está en la admiración del grupo y no en la seguridad personal. Así, se rompen los muros de la fortaleza adolescente que son los amigos, perdiéndolos porque no es capaz de tener una relación con una mujer (representación de su falta de madurez), lo más importante para los jóvenes. Llega al punto de estar desprotegido, sin lazos que lo unan a otra persona, por lo tanto, pasa de un extremo (la admiración, el liderazgo cuando la virilidad no era un factor importante) hasta el desprecio, perdiendo la razón de vivir y estar en el mundo; su razón de ser es el liderazgo: “Cuéllar es empujado en esta forma a conocer su condición de marginado” (VARGAS LLOSA, Mario, Los cachorros (Comentario de Fernández, Guadalupe), 1984, p. 32).

JAIM MOLINARI (PERU)