miércoles, 25 de mayo de 2011

La marginación de Cuéllar

Esta novela es truculenta y te puedes dar cuenta de eso al momento que sucede el accidente de Cuéllar. Esto se debe a que es una obra diferente en realidad, puesto que no es un accidente común y es menos comentado que otros, eso es lo que hace intimidante la novela, desde mi punto de vista.

La castración de Cuéllar es la parte principal de la obra, es decir, en eso se basa. Y en cómo un accidente puede cambiar la vida de una persona de poco en poco, en este caso, marginarlo. Yo creo que no fue el accidente en sí lo que lo marginó de tal manera, si no sus amigos sin darse cuenta o comentarios, hasta el mismo apodo que le pusieron “pichulita.” Desde mi punto de vista el apodo fue el principio de su marginación sin darse cuenta dado que este mismo lo hacía acordar al accidente. “… por qué te enojas, hermanito, era un apodo como cualquier otro…” Esta frase menciona lo que significaba este apodo para los amigos, es decir, como cualquier otro, pero para Cuéllar, no.

Otra razón por la cual Cuéllar se margino fueron sus amigos que intentaban ayudarlo, pero lo hacían sentir diferente a los demás sin darse cuenta ellos mismos. Yo creo que con la amistad también viene el machismo en este caso ya que la castración estaba vinculada con la parte que “los hacía hombres.” La amistad se ve reflejada en toda la obra puesto que se ve que eran amigos desde antes del accidente y después del mismo. Los amigos que esta obra son muy importantes para el personaje principal, Cuéllar, son los que por parte hacían que se olvide del accidente pero se lo hacían recordar mucho más.

“Que se escogiera una hembrita y le cayera, le decíamos, te haremos el bajo, lo ayudaríamos y nuestras enamoradas también.” Esta frase vincula el machismo con la amistad por parte. Aquí se puede apreciar cómo los mismo amigos sin darse cuenta hacían que sienta que él solo no podía. Y lo más importante era que está vinculado con el machismo, esto lo hacía claramente sentirse menos que los demás por no poder hacer algo que sus amigos podían hacer. Cuéllar con el tiempo se iba marginando por las distintas cosas que ellos hacían y él, desde su punto de vista no podía.
El personaje principal se fue refugiando con la bebida, algo que él sentía que podía hacer. Yo creo que también se margino de sus amigos porque ellos sabían lo que había sucedido. Se alejo poco a poco hasta encontrar personas que no lo hacían sentir menos, como sus amigos. “Les enseñaba a manejar el Volvo, se lucía ante ellos dando curvas en dos ruedas…” Aquí te das cuenta de cómo Cuéllar quería sentirse admirado en lugar de menos preciado (desde lo que él sentía), lo cual lo llevo a marginarse lentamente de la sociedad.

CARLA CANNY (Perú)

lunes, 23 de mayo de 2011

Castración y marginalidad

Desde mi punto de vista, el hecho de haber sido castrado tuvo un impacto en la vida de Cuéllar: va convirtiendo en un marginado en un mundo machista. Podemos darnos cuenta de esta afirmación, ya que “Pichulita”, –como se le denominó, luego de su accidente– tuvo un temor que está relacionado con su intimidad: no quería tener enamorada. De hecho, demostró a lo largo de la novela la intención de cubrir ese hueco demostrando –de una u otra manera– su masculinidad, ya sea fumando, o tomando, o coqueteando.

El accidente que tuvo con Judas –el perro– tuvo además, un impacto social y psicológico: Cuéllar cerró toda posibilidad de tener enamorada. Yo creo que él fue consciente de que un paso muy importante en una relación, es el tener hijos, y es por eso que habría sentido un temor en tener novia. Sin embargo, demostró ser alguien amigable –incluyendo con las mujeres–, pero hubieron chicas que inclusive, se enamoraron de él. El caso más concreto, desde mi punto de vista, fue el de Teresita Arrarte, donde ambos se enamoraron entre sí, pero Cuéllar no supo dar ese paso final (el hecho de pedirle que sea su enamorada), y terminó triste, sufriendo, “…Choto, qué podía hacer?, y él caerle y él no puede ser.”(página 147), así, Cuéllar negó cualquier posibilidad de entablar una relación.

Todos sus amigos tenían pareja, menos él. Es por eso que no se le habría ocurrido mejor solución que “cubrir ese hueco” (él no estaba dispuesto a tener enamorada, a raíz de su accidente). Fue entonces que tomó la decisión de demostrar su hombría y su virilidad, y, con esta idea, fue alejándose poco a poco de sus amigos, “sus locuras le dieron mala fama y Chingolo, hermano, tienes que cambiar, Choto, Pichulita, te estás volviendo antipático…” (página 139). Comenzó a fumar constantemente, a tomar, a coquetear (sin poder dar ese paso final), a hacer locuras de adolescente, como escaparse con el carro de su padre, mientras que sus amigos ya habían madurado, e inclusive ya habían formado una familia.

Mario Vargas Llosa mencionó en su entrevista: “…otro asunto formal que me preocupó era encontrar un punto de vista que reflejara a esa personalidad colectiva del grupo, del barrio”. Podría referirse a la reacción que tuvieron los amigos de Cuéllar, con respecto al accidente que tuvo. Desde mi punto de vista, esta fue el tratar de corroborar con el “cubrimiento de su hueco”, y fumaron juntos, tomaron juntos –en su etapa de adolescencia– con la intención de demostrar su masculinidad. A pesar de esto, Cuéllar nunca pudo cubrir aquel hueco psicológico, y siguió con las características sociales de un adolescente en la etapa de la adultez, y esto lo llevó a su muerte, “pobre, decíamos en el entierro, cuánto sufrió, qué vida tuvo, pero este final es un hecho que se lo buscó” (página 157).

Aquellos ambientes, a finales de los años 1950’s, eran casi similares a los que actualmente tenemos; los adolescentes toman, fuman, coquetean, y esto fue lo que Cuéllar decidió hacer para cubrir ese hueco que había generado la castración. Se adaptó a este estilo de vida de adolescente, hasta la adultez, y terminó con su vida, porque él lo quiso así. Me parece que pudo tomar otra decisión –como seguir con su vida normal, ignorando el accidente– y así crearía su propio ambiente.

EDUARDO CONTRERAS (Perú)