lunes, 13 de septiembre de 2010

Yerma: la frustración, la muerte.

La actitud de Yerma, iniciando la obra, podemos decir que es parcialmente positiva ya que aunque todavía no haya logrado su principal objetivo en la vida, que es ser madre. Sigue con esperanzas y cumple su trabajo de ama de casa. Además se puede decir que parte de su frustración viene del lugar en el que habita y las tradiciones de un pueblo rural tan conservador. De esta forma el conflicto interno de Yerma incrementa con el tiempo y a la vez cambia su carácter ya que en el lugar donde vivía, el estereotipo de una mujer completa era estar casada y con hijos. Esto la lleva a sentirse además sola y con una vida sin sentido ya que en esa época las mujeres se quedaban en las casas cuidando a los hijos mientras los esposos trabajaban para mantener el hogar.

Por lo tanto, la obsesión por engendrar un hijo la lleva a cambiar su forma de ser, a convertirse en una persona negativa, amargada y mayormente frustrada por la tragedia en la que se encuentra su vida. Ya que la única razón por la cual quería casarse era para formar una familia y su esposo Juan no mostraba el mínimo interés por ello. Es así como toma, al final de la obra, tal decisión tan extrema y perturbadora por la falta de resignación e intolerancia de su carácter. Y de esta forma mata a Juan utilizando la metáfora de que ha matado a su hijo. Esto se puede explicar ya que él era su única esperanza y a la vez lo único que la estaba impidiendo lograr su objetivo. El enterarse de la esterilidad de su esposo fue lo que la termina de destrozar y deteriorar por dentro, y mezclado con su frustración la lleva a explotar y a perder el control y ahorcar a su propio esposo.
Anaïs Warthon (PERU)

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