miércoles, 23 de junio de 2010

La dinámica de la convivencia...

En el colegio militar las condiciones de vida son tremendamente duras, te hace pensar en crueldad y brutalidad. Por eso, cada cadete del Leoncio Prado, tenía que saber pelear y lo más importante, nunca dejarse vencer. Esa era la forma de incorporarse y ser aceptado en el grupo de amigos, de otro modo tu vida sería más dura aún, por la forma en que te fastidiarían.

Yo creo, que esta rivalidad entre alumnos del colegio se formaba por la manera en que se vivía. Y de ahí sale la ley: devorar para no ser devorados. Todo era fuerza, viveza y valentía dentro del ambiente escolar. Por eso, un buen ejemplo es el Esclavo, que fue devorado por no devorar y también por no tener la fuerza y valor de dar la cara.

Lo importante era ser mejor que el otro. Tenías que mostar fuerza y carácter para ser respetado. Por otro lado, si eras sensible, estabas en desventaja, porque la furia de tus compañeros hacia ti sería imparable. Todo lo dicho está conectado como dice el texto, con la sociedad peruana. Ya que, la humillación, violencia, traición, el aprovechamiento y explotación eran comunes en esa época. Esto dependía en tu nivel social, porque si eras serrano tu respeto era mínimo. En cambio, si venías de una familia rica con poder, te iban a respetar.


Daniela Alberdi (PERÚ)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es muy cierto lo que escribes, y la forma en la que el Esclavo era tratado por los cadetes no era la adecuada. Aparte de nunca tratar al menos poder defenderse, le ocurrió el grave incidente a causa de no "dar la cara". Es así como la regla no lo favoreció en lo absoluto y fue asi como sufrió las consecuencias.

Diego Russo

Anónimo dijo...

Tu comentario es completamente cierto, me parece que Vargas LLosa describe muy bien las diferencias sociales, el afán de ser mejor que el otro y las concecuencias de ser diferente. ¡Muy bien explicado Daniela!

Maria Fernanda Rovegno

Anónimo dijo...

Muy cierto Daniela, los colegios militares funcionan de esa manera. Debió ser horrible y cruel.



Ricardo Padilla