sábado, 21 de agosto de 2010

La búsqueda de la identidad

Emil Sinclaire, es un niño sobreprotegido, criado en un hogar, muy religioso donde todo es previsible. Sus padres y hermanas representan el orden y/o la tranquilidad. Se siente, en sus primeros años de vida, como en un nido de algodón. Pero nada de esto lo prepara para integrarse al mundo, ni para manejar ciertos poderes que posee, por eso su vida se convierte en la búsqueda de su identidad.

Cuando por impresionar a Franz Kromer, comete el error de inventar una historia que lo deja atrapado a su merced. Lo hizo para sentirse incluido en el mundo oscuro, un mundo inalcanzable, pero necesario para él. Y es allí, en medio de su desesperación, que aparece Max Demian, quien lo ayuda y lo sumerge en otro mundo: la búsqueda de la identidad.

Emil siente una liberación tal, como cuando un adicto se libera de su adicción. Pero a su vez, es Demian quien lo hace dudar sobre varios temas religiosos que hasta ese momento, para él no eran discutibles, y que lo condicionarían en su vida formal y recta. Estas dudas le ocasionan un sentimiento de culpa por tener pensamientos propios y creer que puede haber otra realidad. Comienza a pensar mucho en Demian, lo atrapa su personalidad y adopta la idea de que los “distintos” en realidad son marcados por una especie de estigma, algo visible que los hace muy diferentes a los demás y por eso les temen. Demian le enseña a concentrarse para lograr que se cumpla sus deseos. Nada es imposible si se desea lo suficiente.

Distanciado de Demian, Emil se siente conectado por sueños que no logra interpretar, y se encierra en si mismo. No puede compartir las diversiones de sus compañeros, y vuelve al “mundo oscuro”, pero esta vez el de la bebida y otros vicios. Aumenta su sentimiento de culpa, y timidez. Se inventa un romance con una extraña a la que dibuja parecida a Demian, le pone un nombre y aquí lo curioso es que es lleno de luz “Beatriz”. Siguen los sueños y visiones hasta que recibe la frase “el pájaro rompe el cascarón”. “El cascaron es el mundo. Quien quiera nacer, tiene que destruir un mundo. El pájaro vuela hacia dios. El dios se llama abraxas.” Esta es la clave, él es el ave, se puede romper el cascarón de las enseñanzas del mundo paterno para poder nacer al mundo y elegir el camino hacia Dios, mezclando lo recto, seguro, maternal, con lo inesperado, exótico, liberal, en otras palabras, lo blanco con lo negro, de esta forma se encuentra la propia identidad.

En resumen, a lo largo de su vida, Emil logró conocer su interior. Finalmente la idea de que, “quien quiera nacer, tiene que destruir un mundo” se puede aplicar a que se debe destruir lo que no nos deja crecer, para renacer y ser mejores.

ANA TEJERINA - ARGENTINA

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