El amor de Romeo y Julieta fue, es y será revivido por la humanidad eternamente.
A pesar de saber que su amor era prohibido intentaron de todas formas permanecer juntos. Desde el momento en que se conocieron, entendieron que el enfrentamiento entre sus familias los separaba. A ellos no les importó e hicieron todo lo imposible para formalizar su amor y tener la posibilidad de ser felices.
“…A pesar de vuestra ardorosa impaciencia, es preciso que aguardéis, para hablar de amores, a que nuestra Santa Iglesia haya hecho una sola persona de vuestro dos seres.”
Romeo y Julieta no se dieron por vencidos y continuaron soñando con estar juntos.
Al detestarse sus familias no podían concretar su amor, es decir, el odio entre Montescos y Capuletos destruía sus sueños. Estas familias demostraron ser injustas, hipócritas y autoritarias. El padre de Julieta decide que se case con Paris, pretendiente que él había elegido; obligando así, a la joven, fingir su propia muerte. No sólo los separaban, sino que también provocaban temor en sus hijos. Temían enfrentarlos y contar y su gran pasión.
“- Sí; así es como debo estar ataviada. Déjame sola esta noche, mi buena nodriza, te lo pido por favor. Me hace falta orar, orar mucho a Dios porque tengo la necesidad de toda la piedad del cielo…”
La angustia, el miedo, el silencio y la decisión de Julieta provocaron un desentendimiento con Romeo, y por consecuencia, la tragedia.
Se puede pensar que Montescos y Capuletos destruyeron su amor; o que se suicidaron para vivirlo eternamente. Nadie nunca sabrá, si el destino lo quiso así.
Emilia Castillo - Argentina
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